Esta procesión de espantos y leyendas únicamente se vive en Masaya el último viernes de octubre. Ahuizote, es una palabra náhuatl y ha sido interpretada con distintas connotaciones entre ellas de “Malos augurios”. Es una procesión de espantos, mitos y leyendas que recorre por la noche del último viernes de octubre las calles de Masaya. Salen a rondar, asustar y tiene cada uno, un valor moral, o más bien son valores culturales.
La celebración nicaragüense de los ahuizotes no tiene nada que ver con halloween.
Cortesía de JLB |
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Cuando toman consistencia en la procesión lo hacen en forma de mocuana, duendes, ceguas, lloronas, taconudas y otros espantos conocidos y populares en Nicaragua.
Nuestros antepasados indígenas, personas supersticiosas, fueron muy creyentes de los ahuizotes y desde entonces el pueblo ha venido inventando rituales para hacerlos desaparecer: rezar, persignarse, y hasta ponerse la ropa interior al revés.
La creencia de los ahuizotes, es un reflejo de esa superstición alimentada por nuestros antepasados y forzada por los elementos que trajo la Colonia, desarrollando con más ahínco dicha superstición, convirtiéndola hoy en día es solo una expresión de nuestra cultura popular.
La tradición de los ahuizotes se celebra únicamente en la ciudad de Masaya el último viernes de octubre, y está dedicada a estos seres misteriosos y desconocidos.
La vela de los ahuizotes, se realiza en una casa en el famoso barrio indígena de Monimbó, y de allí salen al son de chicheros asustar a niños, ancianos, adultos y jóvenes, disfrazados de “espantos”.
La fiesta procesional nocturna de los ahuizotes es un apéndice del Gran Torovenado del Pueblo, saliendo previo al día que este hace su recorrido por calles y avenidas de la ciudad.
Las máscaras utilizadas en los ahuizotes son de una gran diversidad y representan a espantos provenientes de los mitos y leyendas de nuestra cultura popular como, “La muerte quirina”, La cegua”, “La llorona”, “El padre sin cabeza”, etc.
Estas
máscaras son confeccionadas por artistas y artesanos de Masaya y utilizan,
papel maché, cedazo fino, madera y jícaro.
Algunos
grupos elaboran sus propias máscaras con materiales también nacionales aunque
más rústicos como la cabuya, cartón comprimido, y otros deciden pintarse la cara.
Por: Julio León Báez (Bibilotecólogo).
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