1. Los artistas en Nicaragua han reinventado las artes
plásticas de cierta manera con algunos movimientos del siglo pasado. ¿Qué nos
puede decir acerca de esta época? ¿Existe algún movimiento pictórico?
M: No creo que en esta época, con tanta globalización, haya un
solo movimiento influyendo en los jóvenes pintores nicaragüenses. Los jóvenes
se mueven hoy día de acuerdo a sus propios intereses y están manifestándose en
diferentes corrientes pictóricas, lo cual enriquece el arte.
2. Es cierto, como señala Emile Zola, que el pintor es un
artista y no un pensador metódico de los problemas sociales. Sin embargo ¿cree
usted que las artes deberían tornarse a hacia un ideal para causar un impacto
en la sociedad?
Creo que cada artista se mueve dentro de ámbitos sociales y
culturales muy diferentes; sin embargo, no podemos aislarnos de nuestro entorno
social. Por esto cada artista, sin ser un pensador social, responde o participa
de acuerdo a sus creencias e influencias.
3. Determinados artistas nicaragüenses han optado por el
realismo. Pero sus cuadros son de una invención distinta. Más allá de la
representación de la realidad, es una creación de la pura imaginación debido a
sus matices ¿Cómo llegó a este estado artístico?
M; Llegué con mucho trabajo,
mucho sacrificio y muchas horas de estudio en el taller. No fue fácil,
pero siempre tuve claro que debía autobecarme para poder ahondar en una pintura
propia. Sabía de la importancia de crear un lenguaje propio.
Tenía claro que el artista crea mundos propios, a la vez que
recrea su realidad en su imaginación y poco a poco me convertí en un poeta
visual que escribe con imágenes.
4. La visión de sus obras en todas sus técnicas tienden a
colores metálicos, es distinto a los antiguos maestros del impresionismo. ¿Cómo
llegó a considerar estas tonalidades?
M: No llegué de manera consciente a considerar esas
tonalidades. Fue un chispazo teniendo en mis manos, en ese momento, una semilla
de zapote.
Justo en ese instante me puse a trabajar en una de mis
exposiciones más importantes la serie “Metal, física, frutas y semillas de
Cobre”. Exposición que presenté en la Galería Enrique Echandi en Costa
Rica, en el año 1986, y que me presentó
la escritora Mercedes Gordillo.
Ese fue el inicio de una búsqueda constante en el manejo y
el uso del color en mi pintura.
5. Hay talento en este país y, a pesar de tantas crisis, los artistas como usted han continuado creando. ¿Qué lo impulsa a seguir creando? Hay talento en este país y, a pesar de tantas crisis, los artistas como usted han continuado creando. ¿Qué lo impulsa a seguir creando?
M: Uno no piensa “voy a ser un artista”, o lo decide.
Hay algo en el interior de uno mismo que lo lleva al arte
desde temprana edad.
El pintar, dibujar o
grabar se vuelve una necesidad interior. Una forma de comunicarse con uno mismo
primero y posteriormente se convierte en una forma de comunicarse con los
demás.
6. Como es costumbre preguntar a los pintores, le digo lo
mismo ¿Qué consejo le daría a los jóvenes aspirantes a las artes plásticas?
Es lo que yo llamaría “autobecarse”.
7. Sé que ha producido muchas obras, pero ¿cuál es su
preferida entre todas?
M: Una pintura al óleo de 1989 que fue el inicio de mi serie
“Frutas-Objetos”.
En esa pieza alcancé un muy buen nivel del color y el
claroscuro que me permitió desarrollar toda mi obra posterior.
Esa pintura la compró un amigo de Alemania y, según me dijo
él, esa pintura quedó en Francia.
8. Su escuela es un baluarte para los jóvenes artistas y también
para los adultos. ¿Qué filosofía de vida les recomienda a sus estudiantes para
que se entusiasmen con las artes plásticas?
Tengo muchas experiencias y se las transmito. Les recomiendo
sobre todo buscar hasta encontrar su propio lenguaje pictórico; que recuerden
que un artista deja un legado a su familia, a la comunidad y a su nación.
9. Como última pregunta, ¿Cuál es su mayor influencia, es
decir, que lo inspira, más allá de la pintura y la técnica?
M: Me inspira la vida misma.
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